-Caminaba lentamente durante aquella noche por los vacíos pasillos de Tengoku Gakuen, su porte altivo y algo egocentrico como siempre, seguía siempre presente en su caminar, sin embargo su mirada siempre burlesca y sarcástica, ahora parecía mirar con recelo y decepción las murallas que conformaban dichos pasillos.
La luna llena presente aquella noche hacía su presencia por los ventanales del lugar, y este ser, cautivado por aquello hizo una pausa, acercandose hasta uno de los ventanales y apreciando como la Plateada Luz bañaba los alrededores de Tengoku; Fué entonces, que suspiró dejando que sus parpados cubriesen sus cristalinos ojos que parecían destellar aún más con la luz que la Luna ofrecía.-
"Sin duda ya no hay... nadie..."
Una visión irónica le invadió entonces, parecía ver aquellos pasillos llenos de estudiantes, cada uno con sus propias metas e intereses, y sonrió para sus adentros al recordar como este planeaba disfrutar y divertirse con cada vida que se cruzara en su camino, entonces, en un parpadeo se volvió a ver sumido en la oscuridad y silencio que Tengoku Gakuen representaba en estos momentos.
Su caminar volvía a escucharse por los pasillos, siendo estos, la única compañía que en sonidos, parecía recordarle constante y macabramente la soledad en la que se había sumido el lugar.
-Sonrió...-
Pero en fin... Tengoku es grande, y debo tener más de alguna cosa que poder hacer por aquí... aún... -Aquella conocida sonrisa que era la marca de Dante apareció en su rostro, y sus ojos observaron decididos los oscuros rincones y puertas cerradas de Tengoku- Porque Sveengard aún vive...
Ja ja ja... -Su risa comenzó entonces a llenar aquellos pasillos mientras su silueta parecía ser abrazada por las sombras de aquel solitario lugar, hasta que finalmente, lo unico posible de escuchar a la lejanía, era su risa que poco a poco, iba desvaneciendose...-