.Kyomi Sueima. Maestro
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| Tema: Narración lírica: “1210” Jue Mayo 01, 2008 12:46 pm | |
| “1210” Es una historia de tantas que he realizado, en el estilo lírico y retórico de mi excesivo gusto, la narración no lineal, inspirado en las composiciones de Cortázar, lo expongo para que opinen y le analicen y por que no, debatamos un rato, de ante mano, gracias por su lectura.
“1210” 1
En un mundo dominado por lo sacro y pleno de la oscuridad como elemento primario, se interrumpe el silencio eterno que reposaba en aquel territorio complejo e indescriptible, un sonido mecánico y estridente; un agudo titilar que resonaba de forma caótica en aquellos propios territorios, despertando uno a uno los sentidos embelecidos por el sueño y el descansado restaurador. Fue así, como paulatinamente, aquel joven abrió sus blanquecinos parpados, y con un fruncir agudo de su ceño, que desfiguraba su bello rostro, expone una expresión de disgusto poco particular en él, su mano diestra se levantó entre las finas sabanas que cubrían parcialmente su cuerpo semi-desnudo y torpemente se posó sobre aquel pequeño despertador que gritaba y llenaba con su constante cántico monoaural, aquel cuarto que durante años le había servido como refugio y dulce territorio.
Eran las 8:00 a.m. cuando aquel susodicho despierta por completo, su mirar oscuro se clavó cuales mortales dagas sobre aquel reloj digital que tenia a su frente; aquel maldito artefacto que con sus incandescentes lets rojizos exponía la hora puntual y exacta que se osó a despertarle, entonces, sin más preámbulo y con aquel disgusto aún latente y él, se dispuso a levantarse, no sin antes estirar su cuerpo intensamente activando la circulación en cada uno de sus músculos como siempre lo hacia, una vez erguido fue enceguecido, por el destello imponente de un rayo que rasga lo cielos grisáceos mientras cae hacia el mundo plagado por el cáncer aberrado que llaman humanidad, más extrañado, no escucha sonido alguno.
Su blanca mano, fluidamente se acercó a aquel vaso cristalino, el cual abarcó con sus largos y finos dedos para así, acercarlo hacia sus labios; aquellos labios delgados y provocativos, que pareciesen que con el solo rozar de ellos, con los propios, pudiera destajarlos de forma vil pero deleitante; excesivamente deleitante. Con el inclinar de su codo, decanta aquel cristalino liquido dentro de su boca y tras saborearla por escasos segundos deja que este transcurra a través de su garganta refrescando al unísono que apreciando de soslayo el reloj de la cocina admiró la hora, eran las 10:50 a.m. y dejando aquel vaso ahora vacío dentro del lavaplatos se detuvo en el umbral entre la puerta del antes mentado lugar y la puerta principal, la soledad se preciaba y se hacia sentir de forma cruel y desgarradora, denotándose como aquel largo y lineal pasillo se extendía como si no tuviera fin alguno y la oscuridad se había apoderado de todo aquel apartamento, llovía, él lo sabia, más no podía explicar el por que de aquella penumbra que le envolvía, calando su alto y fornido cuerpo, llenándolo de atrayente temor, más sin embargo, con el inhalar profundo llena a cabalidad sus pulmones para luego soltarlo de forma lente y cual suspiro tembloroso. Sus pasos sonaron de forma acústica en aquel lugar mientras se inmiscuida dentro de aquel pasillo que se le hacia eterno y llegando a su cuarto se sienta sobre su camastro y toma el teléfono con su siniestra, para al prenderlo y presionar una serie de dígitos darle paso a aquellos constantes tonos que le obligan a esperar hasta que se escucha el saludar algo dulce pero varonil de un sujeto al otro lado de la línea, era su amigo, Sergio, aquel enigmático, excéntrico, bohemio, un poco narcisista y psico-rígido joven, que conoció en la Universidad, el cual con una pequeña sonrisa, tal vez de nerviosismo o picardía, le escucha, mientras él, nuestro protagonista, Jorge, le saluda con su idioma extraño, en el cual combina idiomas de todo el universo y que solo ellos comprenden. Después de una larga conversación, aquel joven, se da cuenta que su amigo no escucha ninguna clase de música como cotidianamente lo hace, más sin embargo terminan su amena conversación y tras despedirse cuelgan.
Ya más tranquilo, mira aquel endemoniado despertador y notó que son las 12:10 m y debe retirarse para acudir a su respectivo estudio, más su sorpresa es magna, al notar un increíble calor que le abarca, lo sofoca, lo desespera, luego, todo se llenó de luz amarillenta y su cuerpo comenzó a arder y a consumirse dolorosamente, sus músculos se expusieron y sus gritos desgarradores se escucharon, más nadie le escuchaba, corrió hacia la puerta de salida, pero todo estaba en llamas, su carne lentamente se desprendía de sus huesos hecha carbón mientras el olor a carne humana quemada símil a la de cerdo al arden se propago por todo el recinto, mientras el cae al suelo revolcándose en su lecho de muerte; revolcándose siendo quemado vivo.
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Con un gran y profundo inhalar de aire de forma masiva y abrupta, se levanta de un salto de su cama sentándose, su cuerpo cubierto por sudor y agitado por lo que fue una pesadilla, se encuentra casi temblando y sorprendido por lo real de esta, revisa su cuerpo en un acto de desespero para creerlo y luego agradecer que solo fue un sueño; un maldito sueño, desvía su mirada hacia el despertador, el cual, con sus lets rojizos muestran la hora, las 8:00 a.m. puntuales, esbozando una sonrisa pasa su mano diestra por su cabello humado y muy corto para procede a levantarse, no sin antes estirar su cuerpo intensamente activando la circulación en cada uno de sus músculos como siempre lo hacia, una vez erguido fue enceguecido, por el destello imponente del astro rey, el sol, el cual iracundo arrecia con su calor excesivo, aquella tierra plagada con el cáncer maligno mal llamado “Ser Humano”, más extrañado, no escucha sonido alguno.
Su blanca mano, fluidamente se acercó a aquel vaso cristalino, el cual abarcó con sus largos y finos dedos para así, acercarlo hacia sus labios; Recordando de forma fugas, que ha diferencia de su despertar, ha hecho todo tal cual lo vivió en su pesadilla. Con el inclinar de su codo, decanta aquel cristalino liquido dentro de su boca y tras saborearla por escasos segundos deja que este transcurra a través de su garganta refrescando al unísono que apreciando de soslayo el reloj de la cocina admiró la hora, eran las 10:50 a.m. y dejando aquel vaso ahora vacío dentro del lavaplatos se detuvo en el umbral entre la puerta del antes mentado lugar y la puerta principal, con un fruncir de su seño, se dio cuenta de un olor particular en aire, era el mortífero gas inflamables que se escapaba por una hornilla que por descuido había olvidado cerrar, sumamente sorprendido la cierra y abre las ventanas con cierto desespero, mientras la idea de tal vez morir siendo quemado vivo rondaba por su cabeza y le mortificaba, hasta aterrarlo por completo, cuando salió al balcón, sus parpados se abrieron a su máxima expresión, mientras sus pupilas se dilataron a causa de la impresión por lo visto, no había nadie, absolutamente nadie, las calles vacías y sin vida, sin luces algunas en los apartamentos, sin carros, sin buses, nada, solo la soledad y el abandono. Rápidamente, se dirigió hacia la puerta de salida, pero esta no se abrió por más que lo intentó, su corazón latía a mil por hora, su cuerpo sudaba, aparentemente había sido abandonado y olvidado, ¿Pero porqué?.
Casi corriendo, se dirigió a su cuarto y sentándose en el borde de su camastro, digito erróneamente pese a su desespero y terror no logrando efectuar su llamada, pero respirando profundo, buscando algo de lucidez, toma el teléfono con su siniestra, para presionar una serie de dígitos y darle paso a aquellos constantes tonos que le obligan a esperar, más al que llamó, su amigo, Sergio, aquel que conoció en la Universidad, nunca contestó, más sin embargo intento una vez más, sin tener una respuesta, luego comenzó a llamar a sus conocidos, pero al no tener respuesta alguna, exasperado, lanza aquel teléfono contra el suelo, el cual con un estridente sonido se desfragmenta, dispersando cada partícula y pedazo por todo aquel cuarto.
Desesperado y sin saber que hacer, sintiendo un gran nudo en su garganta, mira aquel endemoniado despertador y notó que son las 12:10 m. sin comprenderlo, se dirige hacia el bacón de su apartamento y libera un fuerte grito, sintiendo como su garganta se hiere por la magnitud de este siendo carcomido por aquel abandono impuesto y sin razón aparente.
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Con un gran y profundo inhalar de aire de forma masiva y abrupta, se levanta de un salto de su cama sentándose, su cuerpo cubierto por sudor y agitado por lo que fue una pesadilla, se encuentra casi temblando y sorprendido por lo real de esta, abre la persiana que para ver los autos, los buses y la gente pasar, llenado el ambiente de sonidos de motores y bullicio, dándose cuenta que todo ha sido un sueño; un maldito sueño, pero -¿Y si este también lo es?-, desvía su mirada hacia el despertador, el cual, con sus lets rojizos muestran la hora, las 8:00 a.m. puntuales, frunciendo su ceño de forma aguda, tanto que desfiguraba su bello rostro y exponía una expresión de disgusto poco particular en él la cual ya rayaba en la locura, para procede a levantarse, no sin antes estirar su cuerpo intensamente activando la circulación en cada uno de sus músculos como siempre lo hacia,-¿Pero que ocurre?- una vez erguido fue enceguecido, por el destello imponente de un rayo que rasga lo cielos grisáceos mientras cae hacia el mundo plagado por el cáncer aberrado que llaman humanidad, y opacando el sonido de la urbe, con su impetuoso y escalofriante rugir -¿Qué me pasa, será que estoy soñando?-.
Su blanca mano, temblorosa se acercó a aquel vaso cristalino, el cual abarcó con sus largos y finos dedos de forma tosca para así, acercarlo hacia sus labios y pasar con el agua unas cuantas pastillas para los nervios, demasiadas para ser precisos, con el inclinar de su codo, decanta aquel cristalino liquido dentro de su boca deja que este y las pastillas transcurra a través de su garganta casi ahogandolo al unísono que apreciando de soslayo el reloj de la cocina admiró la hora, eran las 10:50 a.m. y dejando aquel vaso ahora vacío dentro del lavaplatos y se dispuso a ver la hornilla que en su sueño expedía gas y efectivamente estaba abierta, asustado y paranoico le cerró se dirigió hacia la puerta y está no abría, casi con lagrimas en sus ojos, la golpeo fuertemente para luego escuchar el tintinear de las llaves puestas en una esquina de la puerta, la cual había ignorado por su desesperación, mientras ríe dementemente gracias a aquella satisfacción por verlas. Tomando las susodichas abre la puerta y mira el pasillo de su séptimo piso, y luego se interna en su apartamento notando que todo está normal. Sus pasos sonaron de forma acústica y algo apresuradas en aquel lugar mientras se inmiscuida dentro de aquel pasillo hasta llegar a su cuarto, se sienta sobre su camastro y toma el teléfono con su siniestra, para al prenderlo y presionando una serie de dígitos darle paso a aquellos constantes tonos que le obligan a esperar, más al que llamó, su amigo Sergio, nunca contestó, más sin embargo intento una vez más, aguardo rogando a todos los dioses existentes para que contestara y fue así que se escuchó el saludar algo dulce pero varonil de un sujeto al otro lado de la línea, era su amigo. Respirando aliviado entablo una conversación en donde le comento sus extraños sueños y logró calmarse, después de un tiempo de platica, justo cuando se iban a despedir, se percató que la música que se escuchaba del otro lado de la línea, eran sonidos erráticos y muy distorsionados, como si hablara solo con una maquina, –Un sueño, esto es solo un sueño- de forma rápida miró el endemoniado despertador y notó que eran las 12:10 m –¡¡¡¡QUIERO DESPERTAR!!!!-.
Fue aquel el momento en el cual, Jorge, sumido en una demencia sin límites, confundido y enloquecido sin saber que es real o producto de su imaginación, corre hacia el balcón y abriendo la puerta de este, se lanza sin pensarlo precipitándose en caída libre desde su séptimo piso hacia los suelos, mientras al otro lado e la bocina se escucha la voz de su compañero diciendo sin darse cuenta que se ha ido: “¿Te gustó la música de fondo? Es la que usaré para una partida de rol, mañana…¿Huh?...niño, estás ahí, niño conteste…¿Aló?...¿Aló?...” | |
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