Ahí estaba ella, dando un pequeño y no tan detallado recorrido a su ahora nueva institución del saber, porque eso era a lo que iba ella. Con un gusto total por cada una de las constituciones físicas que adornaban el área, todo era tan perfecto, lo que le hizo esbozar una media sonrisa de conformidad. Así, siguiese un camino incierto a través de los pasillos, mientras que, con la vista puesta en uno de sus libros de inseparable sentimentalismo logró sentir otra presencia humana, tras una puerta. El libro se cerró de golpe pues a continuación haría acto de presencia frente a la susodicha.
Tocó la puerta con el uso de sus nudillos, delicada y elegante, sin olvidar jamás los modales que se impuso a sí misma ante el total desagrado por la ausencia de éstos en alguien.
-… ¿Podría Pasar?.- Giró la perilla de la puerta, adentró su cuerpo en la estancia y tras cerrarla de nueva cuenta, prestaba curiosa atención a la que sería su directora. – Bon Jour, Mademoiselle-. Saluda con total cortesía y respeto ante ella, inclinando con sutilidad su cabeza al frente en signo de reverencia, pero, no tardando en regresar a su posición anterior, erguida y seria.- Soy Asellus Borealis, nueva estudiante universitaria, todo un gusto en conocerle.